Buscar este blog

56. El español en América

           
El español en América: Estados Unidos

Este artículo no es un estudio completo sobre el Estado del español en EE.UU. en 2016. Es una reflexión de lo vivido el pasado verano en la costa oeste de los Estados Unidos de Norteamérica.
Ya es de noche en San Francisco. Hace fresco en la calle aunque sea agosto. La familia Urdiales cena en un restaurante cerca de la cárcel de Alcatraz. Cuando el camarero se acerca y nos oye hablar en español, se lanza él también a explicarnos los platos de la carta en el mismo idioma. Al día siguiente y al siguiente, nos sucede lo mismo. Los camareros de los restaurantes de San Francisco son, en un porcentaje considerable, de origen hispano.
Por el día también se oye hablar español en las calles de San Francisco o de Sausalito. Los hay que son turistas venidos de España, otros de Hispanoamérica. Los hay que trabajan en tiendas y comercios varios.
La familia Urdiales se dirige en coche hacia el sur, a Monterey. Cerca de allí visita una de las misiones de Fray Junípero, venerado y conocido en estas tierras mucho más que en España. La huella de lo español se hace esta vez presente a través de un buen racimo de misiones, hoy restauradas y abiertas al público, que fundó fray Junípero allá por el siglo XVIII.

Siguiendo la costa hacia el sur, la familia Urdiales pernocta cuatro días en Santa Bárbara. Nada más llegar, la madre de la familia y dos de sus hijos se acercan al supermercado más próximo. La cajera y el resto de empleados hablan en español. No se necesita el inglés para preguntar por los yogures. Los carteles de los productos también están en español. Mientras tanto, el padre y el segundo de los hijos echan gasolina. Al ir a pagar, el dependiente les responde en español. Es mejicano. El padre le pregunta por alguna misa en español. Las hay a patadas, le dicen. Y el siguiente domingo, a las 11, un centenar de, principalmente centroamericanos, escuchan la homilía de un cura español que ya ha cogido acento mejicano después de tantos años. Hasta alguno de los santos que se muestran en las vidrieras es de España.
A poco que la familia Urdiales se mueve con el coche por Santa Bárbara, ve que algunas de las calles llevan nombres como “Olivos” o “Valerio”.  Además, en algunos barrios, los carteles que avisan de cualquier cosa, están escritos en ambos idiomas.
Los inmigrantes allí han sufrido, así nos lo cuentan, un frenazo. Ya no hay tanto trabajo como antes. La llegada desde El Salvador, Guatemala, Colombia… es ahora con cuentagotas. Pero siguen llegando.
La familia Urdiales sigue su viaje hacia el sur, a Los Ángeles. Ciudad inmensa donde los hispanos se disipan más entre tanta gente. No viven en barrios determinados, propios, como les pasa a los chinos. Los hispanos se mezclan mejor. No forman guetos. Traen su cultura pero se adaptan bien al nuevo ambiente de EE.UU. La España que conquistó América se entremezcló, se casó con la población indígena del siglo XVI, del XVII. A estos hispanos pareciese que les lleva el mismo sentido vital que a nuestros conquistadores. No son un grupo aparte.
El español como lengua, continúa su avance al menos en esta costa oeste de los EE.UU. Organismos como el Instituto Cervantes así lo promueven, pero son estos hispanoamericanos los que al final levantan nuestro idioma común en el país de Hollywood, Disney y las hamburguesas.
                                                                                                                
  JORGE URDIALES YUSTE
Doctor en periodismo. Profesor de Lengua y Literatura
Calgary, Alberta, Canadá 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Envíanos tus comentarios

117 AFDA

        ÍNDICE  PRINCIPAL                              ____________________________________   Pregón:  Educación y expertos. Libertad       ...