MADERA
DE HÉROE
Delibes fue marinero
antes que escritor. Y antes estudiante. Pasó la Primaria en el colegio de las
Carmelitas de Valladolid. El Bachillerato en el Colegio de Lourdes de los
Hermanos de La Salle. Todo con notables y sobresalientes. Delibes concluye el
Bachillerato al acabar el curso 1935-36. Su padre, entonces, lo matricula en
Peritaje Mercantil y en la Escuela de Artes y Oficios en la disciplina de
escultura y modelado. Los ratos de ocio los pasa con los amigos en una
buhardilla que les deja su madre. En Valladolid, su ciudad, se respira un aire
de verdadera liberación durante la guerra, aspecto que no menciona ni en
escritos ni en entrevistas posteriores. Llegado el año 1938, Delibes y varios
de sus amigos se alistan como voluntarios a la Marina. Los nacionales cuentan
por entonces con cuatro cruceros. En uno de ellos permanecerá Delibes durante
meses.
Antes, en febrero de
1938, Delibes ingresará en el buque-escuela Galatea en período de instrucción.
Allí permanecerá hasta el mes de abril.
El buque-escuela Galatea
ha sido uno de los buques legendarios de la Marina española. Por él han pasado
miles de marineros durante el siglo XX. Este buque se había botado en los
astilleros de Glasgow en 1896 y pasó a ser español en 1922. Navegó
durante treinta y siete años bajo pabellón español y después permaneció incluso
otros veintitrés como buque-escuela amarrado a los muelles de El Ferrol. Acabó
sus días vendido como chatarra por ocho millones de pesetas a la Clyde Maritime de Glasgow. Cuentan las crónicas
que la travesía fue durísima. Por esos mares de Dios y con un casco tan
estropeado, ¡casi no llega!
El buque-escuela Galatea, tan nombrado en los
círculos de la Armada española, fue también destino del escritor Miguel Delibes
por unos meses. Lo que supo después de barcos el escritor se lo debe
fundamentalmente al buque-escuela. Fueron en total sesenta años como buque de la
Armada, hasta que en 1982 causaba definitivamente baja como barco de nuestra
Marina de Guerra.
El mar dejó huella en
Delibes básicamente en 1938 y 1939. Su paso por el buque-escuela Galatea en
período de instrucción y por el crucero Canarias ya en acciones de guerra le
aportan al novelista decenas de vocablos marineros y le llevan a escribir su
novela Madera de héroe. Las distintas
partes del barco, la vestimenta de los marineros, el oleaje, los nudos… se
graban en él y nos los ofrece en pequeñas o grandes dosis en estos libros: Aún es de día, El camino, La partida, Siestas
con viento sur, Diario de un emigrante, Parábola de náufrago, Mi vida al aire
libre y 377 A Madera de héroe. Destacan
por el número de términos empleados La
partida y, sobre todo, Madera de
héroe.
Todo este vocabulario lo aprendió
Delibes durante la Guerra Civil cuando, en 1938, sirvió como voluntario de las
fuerzas nacionales en el crucero Canarias. Se sabe que Madera de héroe es, en cierto modo, autobiográfica. Nos cuenta las
experiencias de Gervasio García de la Lastra a bordo de un crucero. Es, por
tanto, un libro marinero lleno de palabras relacionadas con el mar y la
navegación.
El tiempo ha ido pasando. Una década
y otra y otra… Hoy algunas de esas palabras empleadas por Delibes nombran
objetos y partes del barco que ya no existen. La navegación se ha ido
modernizando y los barcos que conoció Delibes están en los museos.
De siempre Delibes fue un gran
observador. Se quedaba con los nombres de las cosas. De su período en la Armada
de los nacionales durante la guerra conservamos casi un centenar de palabras en
sus libros: baquetear, coy, driza,
lepanto, rebenque, sollado…
Crucero Canarias |
La mayoría de estas palabras nombran
objetos, situaciones del buque-escuela Galatea y del crucero Canarias (abisinio, camareta, heliógrafo, Salve marinera,
tejuelo…). Algunos se dan solo en el buque-escuela (arboladura, juanete, marchapié). Otros los conoció Delibes
exclusivamente en el Canarias (telemetrista,
tubo acústico). Los hay relativos a las aguas del mar (cabrillear, galerna, mistral) y del puerto (dársena, espigón, grao).
Todo un mundo
desconocido para el lector de tierra adentro. Me atrevo a decir que para el
lector de Delibes. Descubrir detrás de estas palabras al marinero Miguel
Delibes es toda una aventura. Él, y todos nosotros, somos las palabras que
nombramos. Él no es solo un cazador, un pescador, periodista, ciclista… también
fue un marinero profesional y ¡en tiempos de guerra!
El lenguaje de Delibes
nos lleva al Mar Mediterráneo en los años 30, cuando España buscaba un rumbo
mejor. El mar marcó a Delibes mucho más de lo que pudiéramos imaginar,
empezando por sus palabras y siguiendo por este libro, Madera de héroe, el único del escritor basado en la Guerra Civil.
JORGE
URDIALES YUSTE
Doctor en periodismo. Profesor
Especialista en Miguel Delibes
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